En un agujero pekeñito
Me dejé olvidada el alma.
Y jugando inocente un día
Buské en tu mano, bajo una manta
Y en ese gesto inconsciente
Sin ke yo me diese cuenta
Tú te agarraste a mi mente.
Cuando la voz de mi estomago
Ke es a la ke hago caso
Me dijo, ¡vas muy deprisa!
Intenté parar la historia,
Pero me había kedado sola.
Ni tú, ni nadie, no había más gente.
Buské el cordón, y tiré.
Estos chalecos salvavidas
Se estropean continuamente.
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